domingo, 21 de febrero de 2016

Clase 1994

Hay momentos en la vida que se quedan tatuados para siempre, son de tan intensa estirpe que hacen mella en tu alma. La vida es como la aguja de un tocadiscos y las personas los vinilos, nuestro paso por este mundo esta determinado en canciones, unas rápidas, otra lentas, tristes o alegres, pesadas y muchas veces, parafraseando a Gustavo, de música ligera. Cada surco de nuestro acetato es una transición, como los momentos de una opera.
 
Hace unos días a ese tocadiscos de la vida se le ocurrió ponerse en "random", empezó a repetirse y cayó en el surco del año 1994, en la etapa tatuada. A un gran amigo se le ocurrió la idea de aglomerar sus discos en una cesta, creó un grupo donde aquellos amigos del colegio podríamos interactuar y saber si seguíamos sonando al mismo son.
 
Los sentimientos no tardaron en aflorar y poco a poco nos dimos cuenta que música es música, opera, jazz, rock, romántica. La sintonía de la clase del 94 sigue intacta, la amistad, los viejos amores, el cariño, la hermandad, sigue siendo el soundtrack de nuestra vida. Todos a ritmos diferentes que al final se mezclan, como lo haría Fat Boy Slym o Los Chemical Brothers, se mezclan de manera imperceptible para seguir sonando igual.
 
La vida no nos ha tratado a todos por igual evidentemente, cada quien tomo sus decisiones, tuvo mayor o menor éxito, consiguió o no a su media naranja, tuvieron naranjitas, pero al final seguimos siendo los mismos amigos de siempre, seguimos suspirando por el recuerdo hermoso de aquellos días, seguimos siendo tan honestos en nuestros sentimientos como lo éramos a los 15 años y eso no tiene precio.
 
Todo evoluciona, ya los que éramos discos de vinil pasamos a digital e interactuamos a pesar de las distancias, Canada, Colombia, Panama, Estados Unidos, España y Venezuela, son meras referencias geográficas, las utilizamos solo para saber que hora es allá o aca, si hace frio o calor, son barreras que hemos trasgredido para estar juntos, para saber de nosotros, para ayudarnos, para querernos y para intentar que nuestro ritmo siga sonando como sonaba en los noventa.
 
Esta recopilación no son solo grandes éxitos o "greatest hits", también hay "lados B", rarezas, temas inéditos y conciertos, es evidente que no todo es color de rosas, pero cuando la clase de 1994 suena, eso es lo que hay, es la banda sonora de nuestras vidas, súbanle el volumen y estén atentos, que estos amigos tienen todavía mucho que decir y mucho que hacer, eso si.... siempre juntos hasta la próxima canción.

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